lunes, 26 de octubre de 2015

José Pedro Varela y la reforma educativa

José Pedro Varela y la reforma educativa



Introducción 

El 19 de marzo se conmemora el natalicio de José Pedro Varela, quien ha cumplido un rol muy importante en la educación de nuestro país ya que realizó una reforma educativa que permitió que la educación llegara a todos los niños.
Dicha reforma estuvo basada en los principios fundamentales de la educación: GRATUITA, LAICA y OBLIGATORIA.Según  el pensamiento de José Pedro Varela,“No necesitamos poblaciones excesivas; lo que necesitamos es población ilustrada (…) la ilustración del pueblo es la verdadera locomotora del progreso”.  


Cuando nos referimos a una reforma educativa es un concepto comprendido por dos términos bien diferenciados entre sí. El primero de ellos(reforma) se encuentra vinculado con la acción y efecto de reformar o reformarse.
El segundo concepto (Educativo) hace referencia a lo que pertenece o es relativo a la educación; siendo ésta la forma  en la que se denomina el proceso de socialización de las personas. A través de la educación, las personas asimilamos y aprendemos conocimientos, desarrollando una concienciación conductual y cultural.  Las reformas educativas, entendidas como  acciones de gobierno que establecen los lineamientos que orientan las políticas educativas, deben ser conocidas por quienes pretendemos ejercer la profesión docente. Debemos tener en cuenta que la actividad docente actual se ha conformado conjuntamente con la estructuración  de los sistemas educativos, y que los docentes finalmente orientamos  nuestras prácticas en función de un proyecto estatal. Los docentes son quienes llevan a cabo, quienes concretan  las reformas en las escuelas, en las aulas; pero  se debería  reconocer al docente como factor central para la transformación de los sistemas educativos.


Contexto:

La única riqueza del país era el ganado sustentado por la naturaleza sin intervención del hombre, la agricultura era mínima, la industria se limitaba a unos pocos saladeros, las vías de comunicación y de transporte eran deficientes. La desordenada e insegura campaña era territorio de los caudillos a quienes seguían los gauchos, hombres libres, errantes, sin hábitos de trabajo que no aceptaban los reglamentos y las órdenes que venían de la ciudad. Por otro lado, la ciudad  era territorio de los “doctores”, hombres cultos que pretendían eliminar la  sociedad “bárbara” y establecer la sociedad “civilizada”.
Dicha reforma fue  llevada a cabo durante el gobierno militar de Latorre; en este período se inicia una etapa de modernización y consolidación del Estado. Sus principales logros fueron:
-          Asegurar la propiedad privad de la tierra (Código rural) y del ganado (Registro de marcas)
-          Mejorar la administración de Justicia.
-          Creación del Registro Civil
-          Pacificación y ordenamiento de la campaña
-          Impulsar la Reforma escolar propuesta por J.P. Varela.
. A pesar de que ya en 1847 se creaba el Instituto de Instrucción Pública como organismo encargado de promover, organizar , supervisar la educación y sobre todo asegurar que la enseñanza respondiera a las ideas políticas y religiosas del gobierno, su accionar era casi nulo.
Este mismo instituto, había designado a Palomeque para que se encargará de hacer un relevamiento de datos acerca de la situación de la educación en nuestro país. El denominado informe Palomeque (1855)  revela una situación pésima: falta de escuelas, de maestros, de materiales,  de métodos de enseñanza, de programas, de organización y de supervisión. Aun  así el Estado no contaba con los recursos para cambiar la situación, pero la población comienza a tomar conciencia de la importancia de la educación como medio para alcanzar el progreso tanto cultural como social y económico. El contexto cultural resultaba favorable para la concreción de las propuestas de dicha reforma.

Su propuesta

Varela sostenía que sólo la educación podía transformar la sociedad, al individuo y asegurar tanto la tranquilidad política como el progreso económico (positivismo). A través de la educación se pretende alcanzar, además del disciplinamiento, la unificación del territorio, la identidad nacional, la conciencia cívica exigida para el mantenimiento de la democracia.  La clase rural alta, nucleada en la Asociación Rural, veía la necesidad de disciplinar y sedentarizar al gaucho para lograr el ordenamiento de la campaña y contar con la mano de obra exigida por la tecnificación de la explotación pecuaria.  La educación era un medio para convertirlo de bárbaro- ocioso a trabajador pacífico.
En este contexto la reforma escolar propuesta por Varela fue vista con buenos ojos tanto por el poder político como por el poder económico.
La obra impulsada por Varela, como toda obra de alcance colectivo y de carácter social, destinada a sustituir un orden de cosas por otro, encontró muchos adversarios que la obstaculizaron y que la hubieran hecho fracasar de no haber sido el reformador un hombre de tan fuerte voluntad o de no haber estado tan indestructiblemente compenetrando de su bondad y de su utilidad para el país.
Varela estuvo acompañado no solo por un importante grupo de amigos, sino por un ambiente social en el cual la idea de la educación como motor transformador de la sociedad estaba bastante arraigada.

Enemigos de la reforma:

La  Iglesia Católica: Esta institución debió enfrentar la propuesta  laica  de Agustín  de Vedia, y ahora encara este proceso laicista de Varela.  Se sostenía la necesidad de separar  en las escuelas la educación moral de la enseñanza de las religiones positivas, pero este no se presentaba como un ateo, sino como un no-sectario, es decir no buscaba una escuela anti religiosa.

Este enfrentamiento entre la iglesia católica y Varela no termino ahí, sino que continuo  durante el periodo de su hermano Jacobo Varela, pero de todas formas podemos afirmar que  la Iglesia Católica se constituyo  en un acercamiento enemigo de la obra de Varela, ya que la propuesta  educacional de este implicaba desplazar aquella del contralor  de  la educación.

Los sectores populares: En nuestro país  existía una conciencia  bastante extendida de la necesidad de educación. Con anterioridad aún a  la propuesta valeriana,  ya  la prensa diaria recogía opiniones favorables a la difusión de las escuelas.

El demos magisterial: Los  maestros pre- varelianos han sido  señalados a menudo como un obstáculo  a  la obra  de la reforma escolar y ello podría darse por cierto ya que, en su gran mayoría, carecían de las calificaciones suficientes como para desempeñar adecuadamente su función educativa.

Los hacendados “progresistas”: Este sector se encontraba compuesto por aquellos estancieros que  agrupados desde 1871 en la Asociación Rural del Uruguay (ARU) procuraban una reforma tecnológica de las explotaciones agropecuarias mediante el alambramiento de los campos, el mestizaje del ganado, la cría de ovinos, la cría de animales. Pero las escuelas que se pedían “a gritos”  no tenían  como finalidad el desarrollo intelectual del campesino, la formación de un espíritu crítico, sin que debieran contribuir  a  refrenar los impulsos de libertad, de rebeldía que caracterizaban por entonces al gaucho, acostumbrado a una vida sin muchas sujeciones.

El sector estatal: El respaldo de  Latorre a Varela no significó una aceptación pasiva, de las iniciativas de este último, sino más bien, un “apoyo crítico”, ya que solamente acepto propulsar a que las propuestas que condecían con su filosofía política y su estilo de gobierno.
José Pedro Varela, opositor al régimen militar liderado por Lorenzo Latorre, aceptó sin embargo en 1876 el cargo de director de Instrucción Pública de la Junta Económico Administrativa de Montevideo, pero con jurisdicción extendida a todo el país. Pese a las ácidas críticas de sus ex correligionarios, exige total independencia y dio comienzo a una formidable obra reformista que se extendió entre 1876 y 1879, y que transformó hondamente no sólo el sistema de enseñanza, sino al país.
Pero también en este contexto entran en conflicto las distintas ideologías  que se manifestaban en nuestro país: espiritualismo- positivismo. La universidad, que había sido fundada en 1849, se transformó en el escenario para el desarrollo de dichos enfrentamientos.


Poco tiempo después de su regreso del viaje a Estados Unidos, Varela pronuncia una conferencia en el Instituto de Instrucción pública en 1868:
“La educación, en verdad, es lo que nos falta; pero, una educación para todos, sin distinción de clases, para iluminar la conciencia oscurecida del pueblo; una educación que nos permite formar al niño para ser hombre y al hombre para ser ciudadano”. Y agregaba, después, dirigiéndose a los jóvenes como él: “Hace mucho tiempo que hablamos, ¿cuándo empezaremos a actuar?”
Al regreso de su viaje ve en la educación uruguaya en pésimas condiciones con respecto a la educación estadounidense.
En 1874 Varela pública “La Educación del Pueblo” donde cristaliza sus ideas acerca de la necesidad de que los ciudadanos de una República Democrática sean educados:
“Para instituir la República  lo primero es formar los republicanos; para crear el gobierno del pueblo, lo primero es despertar y llamar a la vida activa al pueblo mismo; para hacer que la opinión pública sea soberana, lo primero es formar la opinión pública; y todas las grandes necesidades de la Democracia, todas las exigencias de la República, sólo tienen un medio posible de realización: educar, educar, siempre educar!”
Hasta entonces la educación era patrimonio de las clases sociales privilegiadas, Varela promueve una educación UNIVERSAL que llegue a todos por igual así como la luz del sol. Para un gobierno democrático republicano la educación debe ser imprescindible, fundamental, ya que todos los ciudadanos tienen participación activa  en el gobierno mediante el sufragio. Sin ella el hombre no sería consciente de sus actos y no podría actuar bajo el dominio de la razón. La educación se torna indispensable para el ejercicio responsable de la ciudadanía, la ignorancia constituye un peligro para las instituciones democráticas, es causante tanto del atraso cultural como del desorden político.
Se han realizado diversas reformas de la educación pública en nuestro país, pero la creación de un sistema educativo comenzó a partir de 1876 con José Pedro Varela. El reformador llevó a la práctica las ideas sostenidas de la Sociedad de Amigos de la Educación Popular fundada en 1868.
Criticando la realidad educativa del país, José Pedro Varela fundamentó que no podían existir cambios importantes en una sociedad si no se transformaba la educación; pensaba que una democracia no puede funcionar con ciudadanos ignorantes.
La obra de Jacobo Varela ha sido corrientemente desconocida por la literatura nacional, en gran parte debido al pero del mito "Reforma Valeriana", mito nacional que ubica a su hermano como el demiurgo capaz de lograr por si solo una transformación sustancial del sistema escolar nacional.La figura de José Pedro fue sin duda esencial en la transformación educativa, pero la historia demuestra asimismo  que su hermano fue capaz no solo de continuar su obra, sino también de profundizarla.
Puesta en práctica de sus ideas:


Junto a Carlos María Ramírez y Elbio Fernández, fundó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular. Desde 1876, al asumir el gobierno el Cnel. Latorre, Varela ocupó el cargo de Dirección de Instrucción Pública. Sus ideas educativas se pudieron llevar a la práctica al sancionarse la Ley de Educación Común". Como anexo a esta información se adjunta un análisis comparativo entre el Proyecto de Ley de Educación Común y el Decreto-Ley de 1877. 

http://www.uruguayeduca.edu.uy/Userfiles/P0001/File/Art%C3%ADculo%20An%C3%A1lisis%20comparativo.PDF

La constitución de 1952 estableció la obligatoriedad de la enseñanza primaria y la constitución de 1967 lo hizo para el nivel medio.
PRINCIPIOS DE LA EDUCACIÓN:

LAICA:
La escuela pública debía ser laica por varias razones. Entre ellas figuran las siguientes:
* El Estado, institución política y no religiosa, no debe favorecer a ninguna religión determinada.
* El objetivo de la educación es formar ciudadanos y no impartir a los niños una u otra religión.
* La enseñanza de religión en la escuela, lleva a desconocer la libertad de conciencia o a ignorar a quienes tienen otra religión diferente.
GRATUITA:
Varela consideraba que la enseñanza es un servicio  público, como la justicia o la policía, y que debía ser pagado por toda la nación. El Estado, junto con la obligatoriedad, debía disponer la gratuidad como el medio para cumplirla. Esta última, para él, era el más poderoso instrumento para la práctica de la igualdad democrática.
OBLIGATORIA:
Establece por ley,  que todos los niños deben concurrir a la escuela, los padres tiene la obligación de enviar a sus hijos a la escuela, de esa manera se asegura que llegue a todos por igual.


La educación en esta época

El Informe Palomeque
Durante los años 1854 y 1855 el Secretario del Instituto de Instrucción Pública -Dr.Jose G. Palomeque- recorrió las escuelas del interior del país y realizó un pormenorizado informe sobre su estado: asistían apenas 899 alumnos en 30 escuelas, las que -por otro lado- "...se limitan tan sólo a rudimentos de escritura, lectura, doctrina cristiana y las primeras cuatro reglas fundamentales de la aritmética y nociones de gramática castellana", agregando que los maestros carecían de formación, faltaban los buenos libros, etc. por lo cual "...es claro que el laberinto y desorganización de las escuelas no puede dejar de existir". Culmina su informe proponiendo una serie de medidas tendientes a revertir la situación: sistematizar y uniformizar todo el sistema escolar, crear recursos específicos para la educación, atender la educación femenina, formar maestros, establecer la obligatoriedad escolar, designar a "un brazo robusto, enérgico e inteligente" que dirigiera ese sistema, etc. Su propuesta, muy elogiada por las autoridades, no fue -sin embargo- aplicada en ninguno de sus términos.


Vigencia de la reforma hoy en día


El legado que dejó José Pedro Varela se conforma a partir de dos documentos, la Educación del Pueblo, en 1874, y la Legislación Escolar en 1876, donde desarrolló los principios rectores que hacen a la democracia, afirmó el consejero de Educación Inicial y Primaria, Héctor Florit.
Sobre este valor de la democracia, Varela desarrolló los principios de un sistema educativo que considera la obligatoriedad de la enseñanza y la funda en aquella concepción de que la libertad del hombre no es ilimitada, y que la libertad propia tiene por límite insalvable la libertad ajena. Consecuentemente, el padre o madre que priva a su hijo de la educación, comete un abuso que el poder público debe reprimir.
El reformador planteó que el Estado que exige de todos los ciudadanos la posesión de ciertos conocimientos necesarios para desempeñar la ciudadanía debe exigir la educación, y para eso, además, debe ofrecer gratuitamente los medios para hacerlo.
Este segundo principio vareliano, la gratuidad, está asociada al valor fundante de la educación como elemento de nivelación social y por ello debía ser gratuita para todos. Varela reivindicaba la escuela gratuita como el más poderoso instrumento para la práctica de la igualdad democrática. Es decir que el valor de la democracia y el valor de la igualdad tenían como condición necesaria una escuela gratuita para todos los habitantes.
El valor de la laicidad está fuertemente instalado en el pensamiento del sistema educativo público uruguayo, que surge también del pensamiento vareliano y que propone una separación de la religión y la educación pública. El objetivo de la educación es preparar al niño para ser ciudadano.
El legado valeriano debe analizarse desde la perspectiva del protagonismo del pueblo, familias y comunidades, hoy en día si observamos a nuestros alrededores y más específicamente nuestra educación pública podemos observar la continuidad del pensamiento vareliano.
Es decir que el pensamiento de Varela son las bases históricas de una concepción autonómica de la educación respecto al poder central, característica de nuestro país. Varela planteaba la independencia de la administración de la educación común del resto de la administración pública como condición indispensable.
En resumen, la idea de democracia, de igualdad, de autonomía son el marco de los principios rectores más tradicionales de la reforma vareliana, es decir la obligatoriedad, la gratuidad y la laicidad.
Tanto los tres principios generales como los tres más específicos del sistema educativo tiene enorme vigencia en momentos  en que la educación enfrenta nuevos desafíos, muy especialmente la mejora de la calidad, de la asiduidad y la continuidad educativa de los jóvenes, atento a un requerimiento de que los uruguayos tengan una educación media completa, a lo largo de toda la vida, palanca para su desarrollo personal y la inserción internacional de nuestro país.
Podemos ver como el concepto de laicidad es entendido de diferente modo en el pasar del tiempo, para Varela ser laico es ser anticlerical, este entendido como ser crítico, él no se oponía a la enseñanza de la religión sino que decía que se debía brindar lo religioso fuera del horario escolar, dando la oportunidad a cada niño y familia de este de poder decidir si concurrir o no a dichas clases, respetando de este modo otras religiones. La laicidad que supone que en el espacio público no haya manifestaciones religiosas es la del siglo XIX, sin embargo la laicidad de hoy en día es que haya espacio para todas las manifestaciones religiosas sin que el Estado tome partido de ninguna de ellas.


Bibliografía:

-VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=0513Rr-IaKk
- Edición de ANEP-CEP “José Pedro Varela y su tiempo”, (selección, prólogos y notas de Agapo Luis Palomeque.
- Jorge Bralich "UNA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN EL URUGUAY", año 1996.
- Joni Ramón Ocaño, “Teorías de educación y modernidad”,año 2010, editorial Grupo Magro.
- Alberto Lasplaces, “Vida admirable de José Pedro Varela”, año 1928.
- Orestes Araújo, “José Pedro Varela, autor de la reforma escolar en el Uruguay”, año 1891.

sábado, 24 de octubre de 2015

Cantidad de escuelas y alumnos en aquellos años

Expansión del sistema educativo y polémica por la enseñanza religiosa
Esta labor legal de reorganización fue acompañada de una intensa campaña de aplicación práctica que cristalizó en la constante fundación de nuevas escuelas y el previsible aumento del alumnado. En 1877 había 17.000 alumnos en las escuelas de todo el Uruguay, y en 1878 eran 19.662 –casi un 16% de incremento en un año–. Las flamantes escuelas rurales se llevaron gran parte de ese aumento.
José Pedro Varela falleció el 24 de octubre de 1879, y el 5 de enero de 1880 asumió el cargo de Inspector General de Educación Primaria su hermano, Jacobo Varela, que realizó un trabajo fundamental de aplicación y desarrollo de la reforma. Permaneció en ese puesto hasta 1889, con un breve interregno en el que renunció por discrepancias con el presidente Máximo Santos.
En esos años se fundaron escuelas a lo largo y ancho del país, se crearon los primeros Institutos Normales, se regularizaron las estadísticas y se ajustaron los programas de los años superiores a las exigencias de la Enseñanza Universitaria.
Particular polémica generó la enseñanza religiosa en las escuelas públicas; los liberales bregaban por su eliminación lisa y llana, mientras los católicos, liderados por Francisco Bauzá, protestaban por su insuficiencia y objetaban la idoneidad de los maestros para enseñar religión.
Como primer intento de compromiso, una resolución de la Dirección General de Instrucción Pública de 1882 determinó que la enseñanza de la religión católica quedaría limitada a 20 minutos diarios y a ser impartidos después de las demás asignaturas y sin asistencia obligatoria.
Evolución y características posteriores
La reforma de la enseñanza, complementada más tarde por Alfredo Vázquez Acevedo, que creó la Enseñanza Secundaria, y por Enriqueta Compte y Riqué que incursionó en la educación preescolar, significó una verdadera revolución en Uruguay, y extendió la educación “a todas las clases sociales”, como quería José Pedro Varela.
En 1885 funcionaban en la República Oriental 354 escuelas públicas que educaban a 30.302 alumnos, y 429 escuelas privadas con 20.289 educandos, por lo que había ese año 50.591 niños escolarizados: un alumno cada 10 habitantes, una mejora espectacular si comparamos estas cifras con las de 1868, donde había un alumno cada 33 habitantes.
La escuela gratuita y obligatoria –posteriormente sería también laica– obró como un importante medio de promoción cultural y social y resultó un factor integrador de enorme importancia en un país que recibía continuamente numerosas oleadas de inmigrantes del más diverso origen (en 1884 el 44% de la población de Montevideo era de origen extranjero).
El mito del Uruguay democrático y culto de gran parte del siglo XX –complementado por la aplicación del Batllismo– fue, en alta proporción, un producto de la Reforma Vareliana. Ésta no estuvo, desde luego, ajena a las críticas, polémicas y detractores, tanto en su tiempo como en años posteriores, ya sea por la eliminación de la enseñanza religiosa como por la igualación acelerada que eliminó muchos aportes culturales de la inmigración.